Más que en una moda se ha convertido en una necesidad de estudiar uno o
más talleres, seminarios, especializaciones, diplomados, o una maestría o dos; felizmente
hoy casi todo está más accesible. Pero, todo el dinero que tengamos que
invertir en capacitaciones o entrenamientos sólo nos dará una ventaja
competitiva de empleabilidad y no nos asegurará un puesto de trabajo en las organizaciones
de excelencia donde se considere al recurso humano como su principal ventaja
competitiva, donde los trabajadores se sientan orgullosos y motivados para
contribuir a hacer mejores empresas cada día.
Ser competitivo es una decisión personal y alguien tiene que tomarla;
hoy en día existe un gran desafío de ser mejores cada día…! Hoy más que nunca
necesitamos adelantarnos al futuro y para esto hay que correr lo más rápido posible,
sólo así tendremos la posibilidad de ser exitosos en ambientes altamente
competitivos, donde la competencia laboral ya no es local, tampoco lo es
internacional, sino más bien es global. Hoy en día existen perfiles de
trabajadores definidos, si no se consiguen localmente se los buscará
globalmente y se los traerá de cualquier parte del mundo, porque el empleo cada
vez escasea más, aún en los países desarrollados.
Toda la formación profesional que podamos tener sustentada con títulos,
certificados o acreditaciones no nos servirán de mucho cuando intentemos
acceder a un empleo, ya que muy pronto todos o la mayoría de profesionales
estarán igual de preparados y experimentados, entonces ¿Quién tendrá la mejor opción a quedarse
con el puesto?.
Las organizaciones actuales mantienen alianzas estratégicas con empresas
especializadas en reclutamiento y selección de personal bajo la consigna de tomar
“a
los mejores” a los que manejen mejor su inteligencia emocional, de
mayores valores y competencias concordantes con los de la organización, ya no
sólo basta con ser adaptables al cambio, sino se requiere ser promotores de
cambio y estas competencias son medidas con instrumentos altamente confiables. Esto
debe llevarnos a entender mejor que para ser personas y profesionales exitosos
dependeremos más que de las habilidades y conocimientos intelectuales, o
destrezas técnicas, de las cualidades personales y aptitudes emocionales. Por
ejemplo: ¿Cómo generamos un buen clima laboral?, ¿Cómo actuamos o reaccionamos
frente a situaciones inesperadas?, etc.
Una de las capacidades más importantes que debemos desarrollar es gestionar
el cambio en nuestras organizaciones y también en nuestras vidas, ya que la
velocidad en la que se produce es extraordinario, todo se está moviendo en la
tierra y si dejamos de acelerar o nos detenemos corremos el riesgo de que no
alcancemos ni objetivos, ni metas, ni menos alguna visión de futuro. Hay que
tener la capacidad creativa de crear permanentemente estrategias que permitan
garantizar nuestro futuro, manteniendo
como guía nuestros principios y valores como seres humanos y miembros de muchos
grupos sociales, desde nuestra familia hasta ciudadanos del mundo.
Frente a este escenario vale la pena responderse ¿Cuál es tu visión personal
y profesional de futuro? ¿Ya estás encaminado a alcanzar tu visión o meta de
futuro?¿Cuál es tu meta y cuál es tu motivación? ¿Cómo te ves en 3 años? ¿Cómo te ves en 5 años? Cuáles son tus sueños aún
no cumplidos? ¿Qué acciones estás desarrollando hoy para alcanzar tu futuro?.
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